2. Despierta los sentidos adormecidos.
3. Despacio, despacito.
4. Déjalos elegir.
5. No todo tiene un objetivo educativo.
1. Fuera pantallas.
Uno de los peores enemigos de la interacción verbal con los niños son los móviles. Y no me refiero al tiempo que ellos lo usan- que también- sino al que tú como madre o padre le dedicas a las redes sociales y demás entretenimientos online.
Algunos clientes me han comentado que van a eliminar temporalmente las apps para conectar con lo realmente importante, me parece tan buena idea que yo haré lo mismo. Lo siento por mi FB de empresa, que constantemente me aconseja que publique más para lograr llegar a más gente. Mi público sois vosotros y todos estamos descansando.
2. Cultiva los sentidos adormecidos.
Los años de pandemia nos han enseñado lo importante que son las sensaciones más allá del oído y la vista. Necesitamos tocar, oler y saborear.
La lengua se ofrece a los niños a través de todo lo que les rodea. Regar las plantas, el aroma a césped mojado, el masaje lento al ponerles el protector solar, el sabor de las olas, son ejemplos de vivencias que merecen un protagonismo y ofrecen oportunidades de diálogo.
3. Déjalos elegir.
Da igual la edad que tengan, les encanta que se tenga en cuenta su opinión. O sea, que se les escuche activamente y puedan expresar sus deseos. Qué ropa usar para ir a la piscina o qué toalla llevar, etc. Lo más práctico puede ser ofrecer alternativas cerradas y manejar con calma los desacuerdos. Después de todo ahora tenemos tiempo, ¿no?
4. Despacio, despacito.
Nos hemos habituado a un ritmo de vida que es incompatible con las necesidades de los niños, y lo que es peor, después nos sorprende que no sean capaces de estar quietos o gestionar su propio aburrimiento. Por favor, RAE ¿cuándo aceptarán ustedes la palabra “nadear”?
Honestamente tengo que reconocer que a mí este punto me sigue costando un poco, pero vaya en mi defensa que para mí tener las manos ocupadas haciendo crochet, cosiendo, etc. es la mejor forma de entrar en calma y que gracias a este tiempo compartido, mi hija aprendió mucho vocabulario y sus muñecas tuvieron muchos vestidos.
5. No todo tiene un objetivo educativo.
– ¡Pero Montse, si durante el curso nos has dicho que aprovechemos la vida diaria para estimular el español de los peques!
Pues claro, pero si en el afán por lograr que hablen más y mejor nos olvidamos del placer y la diversión, faltará uno de los pilares del aprendizaje.
Así que relájate y disfruta sin más.
0 comentarios