No te entiendo, dímelo en español

Todos los padres que educan a sus hijos en el aprendizaje de varias lenguas simultáneamente usan diferentes estrategias para animar al niño a que use la lengua materna, la que normalmente aprende en casa. El idioma de la comunidad suele tener un papel más relevante en la vida del niño y con frecuencia la segunda lengua tiene un carácter pasivo. “Comprende todo pero me contesta en holandés” es una descripción frecuente de los familiares. “Entonces yo le digo que no comprendo lo que me está diciendo y entonces sí se esfuerza” añaden muchos.

Un ejemplo clásico es cuando el niño sale del colegio y desean saber qué tal le ha ido el día. Además de someterlo a un bombardeo de preguntas la conversación se ve interrumpida con una orden tajante de cambio de idioma si las contestaciones son en otra lengua.

Formas bienintencionadas para motivar el uso de una lengua, pero que no son en absoluto recomendables, por algunas de las razones que se señalan a continuación.

• La petición directa a un niño de que hable – en la lengua que sea- suelen tener un efecto contrario al deseado; es decir: contestará con monosílabos o evitará la conversación. Es preferible hacerlo de forma indirecta, usando preguntas abiertas e invitaciones a hablar con un objetivo realmente comunicativo. “Yo hoy he tenido un buen día, me gustaría saber qué tal te ha ido a ti…”

• Al cortar bruscamente sus frases para pedir que hable en otro idioma se ofrece al niño la idea de desinterés “por sus cosas”. ¿Qué es realmente lo importante? ¿Qué te estoy diciendo o cómo lo estoy diciendo?
Es posible que la estrategia funcione y el niño atienda la petición, pero si la situación se repite la probabilidad a largo plazo de que hable espontáneamente será menor.

• ¿Es cierto? ¿Los padres no lo entienden? Ellos saben perfectamente qué nivel de comprensión/expresión de “sus lenguas” tienen las personas con las que se relaciona. Si el interlocutor conoce el idioma no tiene sentido mentir, además de ser un mal ejemplo.
Cuando el niño ha pasado una larga jornada escolar inmerso en una lengua puede que necesite tiempo o descanso para realizar el cambio de código lingüístico. Pero si el adulto es paciente y se mantiene consistente con el idioma que usa, verá que el niño se adaptará de forma natural a la dinámica que tienen establecida.

Que un niño bilingüe se relacione de forma sistemática con sus padres en la lengua materna de cada uno de ellos no es una labor fácil, pero sin duda alguna es posible.
Mi trabajo consiste en orientar a las familias acerca de cómo hacerlo y conseguir que los niños que muestran un patrón pasivo de español lleguen a usarlo de una manera divertida gracias a mis clases personalizadas. Un pequeño cambio en las estrategias puede tener un efecto muy positivo.

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Soy Montserrat Vidal

Psicóloga en Holanda, especializada en lenguaje y multilingüismo. Los instrumentos con los que trabajo son sólidos conocimientos teóricos y años de experiencia laboral.

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