Necesitas un plan
Todo es nuevo cuando se espera la llegada de un bebé y hay tantas cuestiones en las que pensar y decisiones que tomar que el hecho de desear que sea bilingüe/multilingüe suele ocupar un segundo plano. Sin embargo es el momento de llegar a acuerdos con la pareja y hablar con calma sobre cómo se harán las cosas. Pensar quién hablará qué lengua con el niño, las razones por las que se hace, cuál es tu nivel de exigencias, qué idiomas habla tu pareja …
Educar a un niño en varias lenguas puede ser una decisión educativa o puede que no tengas alternativa porque no dominas la lengua local y regresarás a tu país de origen después de un par de años. Sea cual sea tu caso, el aprendizaje de la lengua materna no se produce de forma automática así que es mejor tener una estructura e información suficiente, cuanto antes mejor.
Todo el mundo es experto
Tendrás que acostumbrarte a que la gente opine sobre el tema, tenga o no conocimiento del mismo. Es lógica la curiosidad que despierta en hablantes monolingües esta manera diferente de aprender a hablar de nuestros niños, pero hay que ser cuidadoso con las opiniones que se toman en cuenta porque incluso profesionales de la enseñanza bienintencionados dan consejos erróneos.
En general la mejor opción es tomar con humor estas situaciones y evitar discusiones que no llevan a ningún punto, si lo piensas bien este “servicio gratuito de asesoría pedagógica” nos lo ofrecen también sobre alimentación, sueño, rabietas o dolor de muelas. Lo importante es tener información de calidad procedente de verdaderos especialistas en bilingüismo y saber en qué manos ponemos a nuestros hijos.
Fácil, lo que se dice fácil, no es
En realidad es un camino con subidas y bajadas. Aún recuerdo el momento en el que la profesora de mi hija nos preguntó si había disléxicos en la familia porque no había aprendido el número “esperado” de letras con cinco años y que claro, igual nos teníamos que replantear el tema del bilingüismo … Las dudas como madre se esfumaron tras recordarme a mí misma todos mis conocimientos profesionales; por cierto la niña aprendió a leer con toda normalidad y la profesora jamás volvió a mencionar el tema. También es complicado aceptar sin desanimarse que el proceso de aprendizaje de los niños bilingües tiene sus propias características o que, por ejemplo, puede haber un retroceso en la lengua minoritaria al comenzar la vida escolar.
Muchas familias acaban tirando la toalla.
Y es que las dudas forman parte del proceso educativo; somos padres, somos humanos y ellos niños: los manuales de uso sólo funcionan con las máquinas y a veces ni con ellas.
Colección de notas que mi hija me ha ido escribiendo a lo largo de los años y que me recuerdan que sí, que merece la pena darle a un niño el precioso regalo de comunicarse en varias lenguas.
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